Al iniciar estas líneas sobre el camino pastoral y las acciones evangelizadoras de la Parroquia Jesús de Nazaret, no se puede dejar de mencionar, que es una Parroquia impregnada de la Espiritualidad Ignaciana, la cual fue sembrada desde sus inicios por muchos jesuitas, hombres de Dios, que invirtieron sus vidas en la formación de agentes pastorales que asumieran su rol como cristianos desde el Liderazgo Ignaciano.

Esta Parroquia encarna en su misión las características de las parroquias de la Compañía de Jesús en América Latina, en todas sus dimensiones, pero en este texto se mencionará solo las dimensiones misioneras y solidarias. El texto de Lucas 10,30-38 “el buen samaritano”, no solo ayuda al enfermo o herido corporal, sino también al herido espiritual y socialmente maltratado, el cual se encuentra al borde del camino, brindándoles alimentos y atención humano-cristianas.

La misión parroquial es fortalecida por carismas y espiritualidades de otras congregaciones religiosas, como lo son el de las Hermanas Misioneras Médicas, las Hermanas de Vorselar, y por el carisma de laicos con Espiritualidad dominica; conjuntamente con ellas se lleva un Plan Pastoral Parroquial en el que se atienden varios comedores ubicados en las zonas pastorales (2 de Octubre, Garabatal, Titicare, Comunidad Dios con Nosotros y Betania este último funciona en la sede del Templo Parroquial) con atención a personas vulneradas.

Se promueve la atención a los niños, en la sede parroquial funciona una asociación educativa llamada Multiplica, la cual se encarga de brindarles a los niños y a sus representante un acompañamiento psicológico y pedagógico.

En el ámbito de lo espiritual se acompaña a los diferentes apostolados, se fomenta en los grupos y comunidades los Retiros Espirituales y la experiencia del discernimiento, invitando a orar las diversas acciones pastorales de la Parroquia (cada 15 días hay reunión del Consejo Pastoral Carucieña, y una vez al mes Consejo Pastoral Ampliado con todas las zonas pastorales), con participación activa y comprometidas de personas que buscan y encuentran herramientas espirituales que les permita alimentar su fe católica como seguidores de Jesús. “Una fe sin obra es una fe muerta” dice el texto de la sagrada escritura, pues esta Obra parroquial demuestra sus obras en el trabajo con los diferentes encuentros con Cristo en los niños, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad, mayoritariamente en las Comunidades Eclesiales de Base. La catequesis no es solo un espacio de formación cristiana, sino también una escuela que brinda en su formación herramientas humano-cristiano, sino que éstas forman para la vida y el compromiso evangelizador

Finalmente es importante resaltar la participación comprometida en la formación diligente de personas que conforman grupos activos en la defensa de las luchas sociales y de los DDHH, en pro de una sociedad más justa y de respeto a la igualdad social

Durante este tiempo de pandemia, hemos estado trabajando de manera creativa y preventiva, en el proceso evangelizador parroquial, manteniendo las medidas de bioseguridad, evitando contagios y propagación del virus.

Edgar Rodríguez, S.J.