Del 12 al 16 de octubre de 2024 se reunieron en la Casa Santa María de los Farallones en Cali, Colombia, 58 jóvenes. Fueron parte de 11 delegaciones del Programa de Liderazgo Ignaciano Universitario Latinoamericano (PLIUL) de la AUSJAL, pertenecientes a 7 países, a saber: México, Guatemala, El Salvador, República Dominicana, Colombia, Venezuela y Ecuador.

Fue una reunión muy festiva y significó la recuperación de los encuentros latinoamericanos del PLIUL que desde el 2009 no se realizaban. En ese orden fue el 4to Encuentro Latinoamericano del PLIUL. Esto retoma una tradición de reunir a los jóvenes que han hecho su proceso de formación durante un año o un semestre. Colombia en general, y Cali en particular, fueron muy acogedores con todos los que participamos. Desde la búsqueda en el aeropuerto hasta el seguimiento a la vuelta a nuestras casas, realmente ha sido un tiempo de gracia. Fue curioso que fui el único jesuita en el encuentro que, además de ser coordinador, estuvo allá. Lástima que ninguno del grupo de los 16 participantes del PLIUL UCAT me pudo acompañar, así que junto con los 4 de la UCAT fuimos la única representación de Venezuela en el encuentro.

Una de las frases que se oyó el primer día fue: “SOMOS LO MISMO, AUNQUE SOMOS ABSOLUTAMENTE DIFERENTES”. Los días transcurrieron confirmando lo dicho ese primer día, y concretándolo a través de dinámicas de trabajo en equipo para generar reflexión y productos que nos ayuden a seguir la reflexión en el próximo encuentro virtual de noviembre, o presencial del año entrante.

Entre las actividades que se desarrollaron se encontró el World Café en el que se abordaron 3 preguntas: cuáles son las problemáticas, cómo nos ven desde fuera y qué esperanzas de superación detectan. Ellos se consideran parte de la solución y el estar allí era ya parte del compromiso de sus universidades con ellos. Les preocupa mucho la corrupción en sus países y sienten la necesidad de luchar por más oportunidades para la gente joven, para obtener sus sueños y ser productivos desde sus países.

En el encuentro hubo dos Eucaristías: la primera, más familiar, fue presidida por mí en el segundo día del encuentro y a solicitud del equipo. Además, el encuentro coincidió con la celebración de los 100 años de la Provincia Colombiana de la Compañía de Jesús y los 80 años del Templo Sagrado Corazón de Jesús. El Arzobispo de Cali, Monseñor Luis Fernando Rodríguez, agradeció por la presencia de los jóvenes y les encomendó llevar esa esperanza latinoamericana a sus países.

En las tardes hicimos una visita contemplativa a algunos sitios de la ciudad y fuimos a conocer la Pontificia Universidad Javeriana especialmente su Casa Pastoral que es el centro de operaciones del PLIUL; conocimos el equipo y sus instalaciones. Realmente es una universidad caracterizada por: muchos jardines verdes que tienen árboles, lagunas y algunos animales. Resalta el pavo real que camina libre por sus jardines y mucha obra naranja por su infraestructura de ladrillos lo que le da una frescura particular al campus. Cada edificio tiene nombre de un árbol o una planta. Fue obra del jesuita Javier González, S.J., quien personalmente pide ser llamado “el Conejo”.

Destacó mucho el rincón latinoamericano como espacio para que cada universidad presentara lo que es y parte de la cultura de su ciudad y país. Los grupos se organizan para ofrecer al resto algo de la gastronomía, historia, música y modismos de sus países. Al final del encuentro se presentó un podcast, un video y un manifiesto para dar a conocer lo vivido allí y que seguirán siendo trabajados. Los próximos pasos son el encuentro latinoamericano virtual en noviembre que intenta dar oportunidad de participar a los que no pudieron ir; virtual y como espacio alternativo para seguir la construcción de ideas, consensos y encuentros. Además, se decidió como sede tentativa, a la espera de la confirmación de las autoridades correspondientes, para hacer el encuentro en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas de El Salvador y se propuso que se hiciera en torno al 16 de noviembre del año entrante. Quedan muchas cosas que contar, por ahora basta lo vivido y el hacerle seguimiento a lo que está por venir.

Luego de vivir la experiencia, me quedo reflexionando sobre la escasez de jesuitas vinculados directamente a este programa que ya tiene más 4.000 egresados en todo nuestro subcontinente en sus 17 años de andadura. Nos hace falta crecer en familiaridad y conocimiento de los jóvenes con la Compañía de Jesús, sus Obras y misión lo cual nos beneficiaría a ambos, y ese proceso pasa por la realidad de que estemos cercanos a ellos y seamos parte de ese proceso formativo.

Muchas gracias a la Provincia Colombiana de la Compañía de Jesús, a la Javeriana de Cali, a sus equipos de pastoral y miembros del PLIUL, al equipo de coordinadores que fue desarrollando el encuentro de acuerdo a la previa organización, a la residencia jesuita de la Javeriana que me hospedó al inicio y al final de la experiencia y en ella a mi homólogo del Medio Universitario el P. Luis Alfonso Castellanos, S.J.

P. José Francisco Aranguren, S.J.