El P. Luis Zumalabe Bastidas S.J., nació en San Sebastián, Guipúzcoa, el 22 de noviembre 1872. Realizó sus estudios de primaria y bachillerato en su ciudad natal. Ingresó en el Noviciado de Loyola el 18 de mayo de 1892, haciendo el Noviciado bajo la dirección del P. Aniceto Casado S.J.

El 30 de mayo, día de la Santísima Trinidad, de 1894 hizo sus Votos de Bienio y continuó el curso siguiente con Humanidades y Retórica que realizó en Burgos. En agosto de 1896 comenzó Filosofía en Oña. En 1900 es destinado a Magisterio en Medellín, Colombia. En 1905 regresó a Oña para cursar Teología hasta 1909. Hizo su Tercera Probación en Manresa bajo la dirección del P. Jerome S. Ricart S.J., durante la cuaresma por un imprevisto le tocó predicar en vascuence en Bilbao. Sus Últimos Votos los hizo el 02 de febrero 1911.

Después de los Últimos Votos fue destinado de nuevo a Colombia. En un principio llegó como encargado de la Prefectura del incipiente Colegio de la Merced, agregado de S. Bartolomé. Pasó después al Rectorado de Medellín y más tarde al de S. Bartolomé. En ambos Colegios inició las obras de restauración de la infraestructura para convertirlos en modernos planteles.

En 1922 es destinado a Venezuela y designado Rector el 03 de diciembre de 1922 del aún no inaugurado Colegio San Ignacio. El Colegio abrió sus puertas el 08 de enero de 1923. Adquirió las casas donde se estableció el colegio en el centro de Caracas y alquiló una finca en la zona del Paraíso para el esparcimiento de los estudiantes. Hizo frente sin el menor titubeo a las graves dificultades económicas de aquellos primeros años. En torno a la pared de su cuarto colgaban de numerosos ganchos facturas y más facturas, deudas que iban creciendo día a día. Pero el P. Zumalabe S.J., sonreía ante ellas, y con un sereno sentido providencialista decía: “Dios proveerá”.

En paralelo también fue nombrado Vicesuperior de la recién fundada Residencia San Francisco de Caracas. En 1924 crea las Conferencias de San Vicente Paúl, que en su primera etapa se congregó en el Colegio San Ignacio en donde periódicamente reunía a un grupo de caballeros, los instruía e iniciaba en las edificantes prácticas de la caridad a domicilio entre la gente más desprotegida. A partir de 1928 las conferencias se adscriben a la Residencia San Francisco.

En 1926 deja el rectorado del Colegio San Ignacio y 18 de septiembre de ese año es nombrado como el Primer Superior de la Residencia San Francisco. Con el mismo grupo de caballeros de las Conferencias de San Vicente Paul realizó la primera tanda de Ejercicios Espirituales Ignacianos, medio cerrados, durante los días de Semana Santa.

Posteriormente se le encargó la fundación del Colegio San José de Mérida, que se concretó el 19 de septiembre de 1927. La fundación de este Colegio fue realmente compleja, ni en Caracas, ni en Medellín, ni en la Merced se tropezó con las dificultades de Mérida. En ocasiones estuvo a punto de tirar la toalla pero nunca desistió. Fue Rector del Colegio desde su fundación hasta el 12 de enero de 1933. Luego pasó a ser P. Espiritual del Colegio hasta 1940 cuando fue trasladado a Caracas nuevamente. Sobre su labor en el Colegio San José de Mérida el P. Julián Berrena S.J. expresó: “Yo creo que Dios llevó al Padre Zumalabe al Colegio de Mérida para perfeccionarlo, para hacerlo brillar a otra luz, y para prepararlo para su muerte”.

A su regreso a Caracas el 09 de junio de 1940 inauguró la nueva sede Colegio San Ignacio en la Esquina de Mijares. Trabajo en el Colegio hasta 1945. Volvió al Colegio San José de Mérida durante un breve periodo de tiempo. Por razones de salud tuvo que volver a Caracas para recuperarse en el Noviciado San José Pignatelli en los Chorros. El P. Luis Zumalabe Bastidas S.J., falleció a las 1:30 am del domingo 25 de abril de 1948, en el Noviciado de los Chorros. Con 75 años de edad y 55 años al servicio de la Compañía de Jesús. Fue uno de los legendarios pioneros de la moderna Compañía de Jesús en Venezuela.

Damos gracias Dios por la vida y Obra del Padre Luis Zumalabe Bastidas, S.J., pedimos que su ejemplo nos anime en la misión encomendada.

Adrián Jiménez
Archivo Curia