Memorable profesor de Historia Universal y autor de abundantes publicaciones que reflejan bien su estilo fino y perceptivo. Fue uno de los pilares fundadores del Colegio San Ignacio de Caracas en donde sirvió durante casi 50 años. Destacó como padre espiritual, docente y amigo de generaciones de estudiantes. Además, fundó y dirigió por muchos años la Asociación de Antiguos Alumnos del Colegio San Ignacio.

Luis María Arrizabalaga nació y fue bautizado el 25 de agosto de 1889 en San Sebastián (Guipúzcoa). Sus estudios de primaria y secundaria los realizó en el Colegio Los Ángeles entre 1895 y 1904. Se trasladó al Seminario Diocesano de Vitoria y luego de un año como seminarista decidió emprender su camino en la vida religiosa e ingresó al Noviciado de Loyola el 25 de noviembre de 1905. Durante su etapa de Juniorado entre Loyola y Burgos realizó estudios de Arte, Literatura, Historia Universal y Lenguas. Los estudios de Filosofía y Teología los cursó en el Colegio San Francisco Javier en Oña (Burgos) entre 1911 y 1922. Su etapa de Magisterio la cumplió de 1914 a 1918 en el Colegio Inmaculada Concepción en Gijón. Fue ordenado Sacerdote en Loyola el 05 de marzo de 1922, por el Obispo Mateo Múgica Urrestarazu. Hizo su Tercera Probación en Manresa en 1922.

En 1923 es enviado al Colegio Nuestra Señora de La Antigua para desempeñarse como inspector de disciplina y profesor. Emitió sus Últimos Votos el 02 de febrero de 1924 y ese mismo año fue destinado a la Viceprovincia de Venezuela. Llegó al puerto de La Guaira el 11 de octubre de 1924 para servir en el Colegio San Ignacio de Caracas, en su primera sede en la Esquina de Jesuitas. Se integró al Colegio en sus comienzos y fue parte del equipo que le dio forma a los cimientos de esta gran institución que se convirtió en el centro de su servicio y de su vida dentro de la Compañía.

Fue padre espiritual, docente, director de la Congregación Mariana y de la Cruzada Eucarística. Uno de sus grandes aportes fue la fundación de la Asociación de Antiguos Alumnos del Colegio San Ignacio en 1939, y fue director de la misma hasta 1965. En 1953 asistió al 3er. Congreso Interamericano de Antiguos Alumnos en Lima (Perú) como representante de los A. A. de Caracas. En 1956 asistió al Congreso Mundial de Antiguos Alumnos en Bilbao (España), y en 1962 al 5º Congreso Interamericano de Antiguos Alumnos en Bogotá (Colombia).

Recibió numerosos galardones: Medalla de 3era. Clase “Orden Andrés Bello”, Medalla de 1era. Clase “Orden 27 de Junio”, Orden Francisco de Miranda en su 2da. Clase y fue puesto en 1966 en la “Lista de Honor Pro Venezuela” entre los 10 venezolanos que más han trabajado dentro y fuera del país por honrar a la Patria.

Hasta sus últimos días fue escritor y confesor de la casa. Entre sus publicaciones destacan: “Curso de Historia Universal acomodada a los Programas Oficiales de Enseñanza Superior” (Caracas, 1944), Curso de Historia Universal (Caracas, 1954), “Teatro Misional, El Siglo de las Misiones, obras en Euskera” (Bilbao–Caracas, 1955, reimpreso 1963), “Destellos Javierinos” (San Sebastián 1958, traducción al euskera 1961), “Un Líder Universitario. Datos biográficos del Beato Edmundo Campion”, (1958), “El Héroe del Roncal. Rasgos biográficos del venerable Mártir P. Cipriano Baraze”,  (1959), “Historia Universal”, Librería Mundial (Caracas, 1959), “Narraciones y Leyendas” (Caracas, 1964. Traducción al euskera 1967), “Recuerdos de Tiempos Pasados” (Caracas, 1970), “Lo que me piden y lo que dejé de decir” (Caracas, 1972) y uno de sus últimos escritos: “La Caracas que yo conocí” (Caracas, 1973).

El P. Luis María Arrizabalaga Echenique, S.J. falleció el 14 de junio de 1974 en la ciudad de Caracas, con 84 años de edad y 68 años al servicio de la Compañía de Jesús. Durante su funeral el Obispo Auxiliar de Caracas Monseñor Marcial Augusto Ramírez Ponce expresó:

“Sacerdote de Cristo, apóstol infatigable, con una entrega alegre y total. Nunca se sintió defraudado por el ideal que en temprana hora había abrazado. Su celo pastoral no le permitió contentarse con el bien que hacía a sus discípulos sino que se proyectó hasta sus familiares y hasta las familias que muchos de ellos formaron en el trascurso de los años (…) Pero existe un detalle que no quiero pasar por alto, el de su labor como Padre Espiritual. Fue allí, en la intimidad de su escritorio y del confesonario, donde volcó toda su personalidad y todo su fervor por el bien de las almas”.

Damos gracias Dios por la vida y obra del P. Luis María Arrizabalaga Echenique, S.J., pedimos que su ejemplo nos anime en la misión encomendada.

Adrián Jiménez
Archivo Curia