Luis Arizmendi Azpiazu nació el 18 de octubre de 1920 en el Municipio de Vergara (o Bergara en euskera) de la Provincia de Guipúzcoa, España. Sus padres Miguel Arizmendi y Victoria Azpiazu lo llevaron a bautizar el 20 de octubre de 1920 en la Iglesia Santa Marina de Oxirondo. En 1928 comenzó sus estudios primarios en su ciudad natal. Para cursar sus estudios de secundaria se trasladó hasta Durango en 1932.

Desde muy temprana edad se despertó en él la vocación por la vida religiosa; por esta razón luego de culminar sus estudios de secundaria viajó, junto a otros nueve jóvenes, hasta Bélgica para ingresar en la Compañía de Jesús, ya que en ese momento los jesuitas de España se encontraban en el exilio. Ingresaron al Noviciado de Tournai el 9 de noviembre de 1936.

Su estadía en Bélgica fue breve. Al poco tiempo los jesuitas regresaron a Loyola, allí culminó su noviciado y también realizó el Juniorado en 1938. Para la licenciatura en Filosofía fue enviado a Oña (Burgos) en 1940. El Magisterio lo realizó en el Colegio Centro América del Sagrado Corazón de Jesús en Granada, Nicaragua. Allí fue profesor inspector de 1944 a 1946. Regresó a Oña en 1947 para estudiar Teología, obteniendo su licenciatura con las mejores notas en 1951. Fue ordenado en Oña el 30 de julio de 1950 por Monseñor José García Goldáraz, Obispo de Orihuela. Hizo su Tercera Probación en Gandía en 1951, y al finalizar la misma fue destinado a la Viceprovincia de Venezuela.

Llegó a tierras venezolana en septiembre de 1952 para asumir la responsabilidad de prefecto de los alumnos en el Colegio Gonzaga de Maracaibo y se mantuvo allí hasta 1954. Ese mismo año asume como Rector del Colegio San José de Mérida hasta 1960. Al finalizar ese año escolar fue trasladado a Caracas para encargarse de la Dirección de la Facultad de Humanidades de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).

En 1964 pasó a la Residencia del Templo San Francisco y comenzó a dar Ejercicios Espirituales que, tal vez sin saberlo, se convertiría en su apostolado y servicio más fructífero en la Provincia y en la Región Latinoamericana. Primero dio Ejercicios en todo el territorio nacional entre 1964 y 1967. Luego fue designado director de la Casa de Ejercicios “Villa Manresa”. Posteriormente formó parte del equipo de Ejercicios Espirituales de la Provincia.

En ejercicio de su apostolado no solo dirigió Ejercicios en Venezuela sino también en: Argentina, Chile, España y Uruguay. Su forma de hablar era de una gran convicción en lo que decía y sentía. Siempre se hacía querer y trasmitía la Espiritualidad Ignaciana de una manera cálida y efectiva. Un buen ejemplo de la receptividad de su método fue cuando en 1977, la Superiora de las Carmelitas Descalzas de Cristo Rey de Chile le escribió al P. Provincial de ese momento P. José Luis Echeverría, S.J. lo siguiente:

“Me atrevo a pedirle nuevamente si será posible que el Padre Luis Arizmendi viniera a darnos los Ejercicios de San Ignacio a tres comunidades de Carmelitas Descalzas de clausura… Como conocemos al Padre Arizmendi desde hace mucho tiempo y su manera de ver y exponer nuestra fe es muy apta para nuestra vida contemplativa, pensamos que será un buen empujón en nuestra entrega al Señor el tenerlo otra vez aquí.”

Ante tal petición el Provincial no pudo sino dejar en manos del propio P. Arizmendi la decisión.

No es fácil recoger las incidencias de un ministerio tan vasto y tan prolongado, que le hizo presente en tantas comunidades latinoamericanas.

Entre 1982 y el 2004 vivió en la comunidad de la UCAB y desde allí continuó con su incansable labor dirigiendo Ejercicios en todos los lugares donde fue requerida su presencia.

El 9 de noviembre de 1986 recibió una carta del P. General Peter-Hans Kolvenbach. S.J. felicitándolo por sus 50 años como jesuita. A continuación, un fragmento:

“Pido a su Divina Bondad se digne enriquecerle cada día más de sus gracias y virtudes, para seguir aún muchos años trabajando con gran fruto por la gloria divina y bien de sus hermanos.
Como testimonio de mi agradecimiento, querido Padre, y para impetrar sobre Usted bendiciones del cielo, aplicaré gustoso cincuenta Misas por sus intenciones.”

En 2005 su complicado estado de salud hizo que fuese necesario trasladarlo a la Enfermería Provincial de manera permanente. Desde que llegó hasta su último momento de vida se mantuvo en constante petición por la Iglesia y la Compañía. En sus días finales estuvo asistido por su sobrino el P. Francisco Javier Alberdi Arizmendi, S.J. quién lo acompañó. Antes de morir dictó a su sobrino la homilía de su funeral. Esta fue su última muestra de humildad y de serena aceptación de su destino.

El P.  Luis Arizmendi Azpiazu entregó su alma al Padre Celestial el 13 de febrero del 2010 con ochenta y nueve años de edad y setenta y tres años al servicio de la Iglesia en la Compañía de Jesús. Su funeral y Misa de exequias se realizó al día siguiente. Su sobrino, el P. Francisco Javier Alberdi Arizmendi, S.J. presidió el funeral y pronunció la homilía dictada por su tío.

Nosotros también damos gracias Dios por la vida y obra del P. Luis Arizmendi Azpiazu, S.J., pedimos que su ejemplo nos anime en la misión encomendada.

Adrián Jiménez
Archivo Curia