Juan (Juantxo) María Imaz Mendíbil nació en Cruz Alta, Córdoba, Argentina, el once de septiembre de 1940. Hijo de Eusebio y María Concepción, y hermano de Malen y Javier, fue bautizado al día siguiente de nacer en la Iglesia Parroquial.
Tras cursar la primaria en el Colegio San Ignacio de San Sebastián y el bachillerato en el Colegio Javier, Navarra, de 1947 hasta 1957, se interesó por la vida religiosa y sintió el llamado del Señor, decidiendo ingresar a la Compañía de Jesús.
Ingresó al Noviciado de Veruela, España, el siete de septiembre de 1957, y profesó sus primeros votos en Los Teques, Venezuela, ante el P. Provincial Cándido Mazón, S.J.
Hizo los Votos el 31 de agosto de 1959, año y medio después de la caída de Pérez Jiménez.
Hizo los estudios de Juniorado en Colombia en 1959, hasta 1961. Al concluir con el Juniorado, fue a estudiar Filosofía a Quito, Ecuador, desde 1961 hasta 1964.
En 1964 fue destinado al Colegio Javier de Barquisimeto para hacer el magisterio, desempeñándose como profesor guía e inspector hasta 1967.
Sus estudios de Teología los realizó en Bilbao, España, de 1967 hasta 1971. En el tercer año de Teología fue ordenado sacerdote en Loyola, España, el doce de julio de 1970 por Monseñor Eugenio Beitia Aldazábal, Obispo de Santander. En 1971 obtuvo la licenciatura de Teología en la Universidad de Deusto.
Al concluir esta etapa, regresó a Venezuela y se incorporó al Colegio Javier de Barquisimeto como prefecto de disciplina y consultor. Un año después, en 1972, inició sus estudios de educación en la Universidad del Zulia (LUZ) hasta 1975, compaginándolos con su labor como prefecto de humanidades en el Colegio Gonzaga de Maracaibo hasta 1977.
El veintiocho de mayo de 1977, el P. Juan María, S.J. pronunció los Últimos Votos ante el rector el P. Sebastián Altuna, S.J.
En 1978 fue destinado al Instituto Técnico Jesús Obrero en Caracas como profesor encargado del nocturno por un año. Un año después, fue enviado como vicario cooperador en la Parroquia Cristo Rey de Barquisimeto hasta 1984.
Terminada su labor en Barquisimeto, Juantxo regresó a Maracaibo como prefecto de disciplina de 5to año y como ministro.
Durante todo el tiempo que pasó en Barquisimeto, se sintió como maracucho, como hermano mayor de los alumnos, quienes pudieron apreciar en él su bondad y compañerismo, su amistad y su condición sacerdotal de vida sagrada.
En 1997 fue nombrado director del Colegio hasta el 2004.
En el 2004, el P. Juan Imaz, S.J. fue nombrado Superior de la comunidad Ignacio Huarte de La Vega, Caracas. Durante su labor en esta comunidad, se dedicó a acompañar pastoralmente a estudiantes de los colegios Andy Aparicio y Luis María Olaso, así como a los habitantes de los barrios Las Casitas y Las Torres. El P. Juan Imaz, S.J. fue miembro de la Comisión de Formación de los Jesuitas, y encargado de la Segunda Etapa de Filosofía.
Su trabajo se caracterizó por su sencillez y cercanía con las personas, siempre conectado a la realidad social.
Inesperadamente el dieciséis de febrero de 2008 el P. Juan María Imaz Mendíbli, S.J. sufrió un ataque al corazón que acabó con su vida, tenía sesenta y siete años de edad y cincuenta años de Compañía.
En una carta del P. General Peter Hans Kolvenbach por los 50 años de aniversario, lo describe: “Su estilo docente le llevó a la orientación de jóvenes bachilleres y universitarios, que lo recuerdan como un padre bondadoso y responsable o como un hermano mayor. Al mismo tiempo usted no se desconectaba de la realidad popular, tomando con afán la pastoral y las eucaristías en Barrios y zonas marginales. Su cercanía en el trato, su sentido práctico y su disposición de servicio le aseguran casi siempre el oficio de ministro de la comunidad, cargo que le permite desplegar un verdadero compañerismo y sus reconocidas dotes de cocinero”.
El P. Provincial Jesús Orbegozo, S.J. en un escrito habla sobre él: “Su corazón fue un latido de vida para sus alumnos, maestros y profesores, dejó de palpitar en su cuerpo mortal y hoy está latiendo en cada uno de nosotros que le conocimos y le queremos. Con razón dijo Jesús que no es lo mismo morir que entregar la vida. Para quienes lo conocimos, especialmente los jesuitas más jóvenes, dejó un testimonio de vida siempre disponible, austera y servicial, profundamente sacerdotal”.
Damos gracias a Dios por la vida y obra del P. Juan María Imaz Mendíbil, S.J., y pedimos que su ejemplo nos anime en la misión encomendada.
Schirley Echenique
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