José Pastor Villalonga, nacido en Valencia (España) el 13 de junio de 1926, fue bautizado ese mismo mes en la Iglesia de Nuestra Señora del Pilar. Sus padres José y Nieves, constituyeron una familia profundamente cristiana, y fueron su ejemplo para que él tomara la decisión e iniciara un camino de fe que lo acompañaría toda su vida.
Comenzó sus estudios de primaria y bachillerato en el Colegio San José de Valencia, desde 1932 hasta 1942. Es ahí donde su amor y vocación van creciendo, tanto, que decide tomar la decisión más importante de su vida.
Sintiendo el llamado del Señor decidió ingresar al Noviciado de la Compañía de Jesús en Veruela, Zaragoza, España, el diez de agosto de 1942.
Finalizado el Noviciado, continuó en Veruela haciendo el Juniorado durante tres años de 1944 hasta 1947.
Terminada la etapa del Juniorado, estudió la filosofía en San Cugat en Barcelona, España, durante tres años, obteniendo la licenciatura en 1950.
Para realizar su Magisterio, fue enviado a Orihuela, Alicante, España, para desempeñarse como profesor de idiomas modernos, profesor de Latín y Matemáticas, desde 1950 hasta 1954.
En el año de 1954 obtiene la Licenciatura en Filosofía y Letras por la Universidad de Murcia.
Volvió a la Provincia de Barcelona para estudiar la Teología en San Cugat del Vallés, hasta 1958. Al finalizar el tercer año de Teología, fue Ordenado Sacerdote por Monseñor Gregorio Modrego Casaús el veintinueve de julio de 1957.
El P. José Pastor Villalonga S.J. hizo la Tercera Probación en Gandía, Valencia, España, en 1959.
Una vez concluida la Tercera Probación fue destinado a Palma de Mallorca, España, al Colegio Nuestra Señora de Montesión donde se dedicó a la enseñanza del latín y el griego. Allí, el quince de agosto de 1960 emitió sus Últimos Votos.
Después de seis años de labor en Palma, y cumplidos sus cuarenta años, solicitó pertenecer al Equipo Misionero Latinoamericano. Misionó en Venezuela, desde 1967 hasta 1973, dedicándose a las comunidades y poblados de Carache y Torococo, en el Estado Trujillo, y llevando la palabra de Dios.
En los tiempos libres que dejaban las misiones, el P. Pastor, S.J. se dedicó a las comunidades de las parroquias de Carache y Torococo.
En 1974 una vez que dejó de pertenecer al equipo misionero, asumió por nombramiento del señor Obispo la parroquia de Torococo en un momento crítico. La comunidad había experimentado una profunda decepción con misioneros anteriores, ya que habían tratado de llevarse un “Santo” de la Iglesia, y se encontraban en un estado de desconfianza. Sin embargo, el P. Pastor Villalonga, S.J. logró ganarse el cariño y el respeto de los habitantes, reconstruyendo la confianza y estableciendo una relación duradera.
Durante todo ese tiempo vivió de una manera sencilla y austera. Para él lo más importante era ahorrar para construir la Iglesia y Casa Cural de Torococo. Una vez inaugurada esta última, el P. Provincial José Luis Echeverría, S.J. lo destinó a refundar la parroquia de Guasdualito, Estado Apure, que para el P. Villalonga, S.J. era la más necesitada de Venezuela.
Desde 1978 hasta 1990 fue párroco de Guasdualito, dejando restauradas la Iglesia del Carmen, la Casa Cural y la Casa Convento para ocho religiosas que trabajaban con él, que luego pasaría a ser el Centro de Formación Catequética de la zona.
Tras los cambios que se realizaron en la Congregación General 32 y el reacomodo del sistema económico de la Provincia, el P. Pastor, S.J. contribuyó con 80.000 Bs de los ahorros conseguidos desde su administración parroquial (en aquellos tiempos el dólar estaba a 4,30 Bs) y que fueron destinados para el inicio del Fondo de Obras Apostólicas.
Cuando llegó a Guasdualito las personas no iban a la misa dominical ni una docena de personas, a su estilo con la legión de María, la devoción al Sagrado Corazón y con la renovación carismática, hizo que la población cambiara su relación con la Iglesia. Incluso él se metía en el liceo con los jóvenes, emprendió la catequesis y llamó a colaborar a Religiosas de Arauca (Colombia).
La llegada de los PP. Ignacio Ibáñez, S.J. y José Luis Echeverría, S.J. permitió que a finales de julio 1991 fuera trasladado a El Nula, Estado Apure, como párroco donde se preocupó de la gente en todas sus dimensiones. Contento por no tener vehículo y por no tener dinero, a su edad, se movilizaba en su bicicleta por las aldeas de El Nula.
Viviendo en soledad y dedicando gran parte de su tiempo a la oración, encontraba en la comunidad su razón de ser. Los Hogares de Cuidado Diario, el Comedor Popular, la Cooperativa y el Mercado de verduras eran testigos de sus frecuentes visitas, y en este último era donde adquiría lo preciso para su desabastecida despensa a la llegada de algún huésped. Su austeridad y su profunda conexión con los más desfavorecidos lo convirtieron en un referente y quedó con fama de santidad para su gente.
Hace algunos años fue operado de cáncer, y esto no fue impedimento para que él siguiera trabajando con la abnegación que lo caracterizaba, pero un par de meses antes de su deceso le apareció nuevamente el cáncer, y esta vez invadiéndole el hígado. Aunque lo intervinieron ya no había nada que hacer. Él P. Pastor Villalonga, S.J. decidió irse nuevamente a su amada Parroquia de San Camilo de Lelis, en El Nula, para morir entre los suyos.
El ocho de julio de 1999 el P. José Pastor Villalonga, S.J. falleció en El Nula, tenía setenta y tres años de edad y cincuenta y seis años de Compañía. Fue enterrado en el Templo San Camilo de Lelis del cual era Párroco.
Él murió como quiso, con su gente y en su parroquia. Murió tranquilo, sereno. Hasta el último momento fue consciente y atento a solucionar todo.
El P. Pastor, S.J. no era conflictivo, ni fanático, era a la antigua pero abierto a los cambios postconciliares, amante de la Compañía de Jesús y de Venezuela.
El P. Peter-Hans Kolvenbach, S.J., general de la Compañía, le escribió una carta por sus cincuenta años en la Compañía: “Me asocio de todo corazón, junto con los novicios de Venezuela, su anciana madre y cuantos se han beneficiado de su apostolado, a su acción de gracias al Señor por todas las bendiciones recibidas durante sus largos años de perseverancia en el seguimiento del Señor como hijo de San Ignacio (…) No sólo ha desplegado usted gran celo evangelizador, sino que ha mostrado mucho talento práctico como hombre `edificante`. La prueba está en las construcciones que ha ido dejando a su paso, y en las que usted no se limitaba a dirigir desde lejos, sino que sabía arrimar el hombro con la sencillez de un fiel discípulo del carpintero de Nazaret”.
En las exequias el P. Provincial Arturo Sosa, S.J. expresó: “Él había llegado a El Nula y tuvo amor a primera vista, hasta el punto que, al saber de su gravedad, el único deseo que expresó fue regresar a pasar sus últimos días entre la gente de El Nula. Papá Dios, en su bondad, le concedió este deseo que era también el de sus parroquianos que se desvivieron para atenderlo en esa etapa final de su vida, como él lo hizo con ellos mientras tuvo energías vitales”.
Damos gracias a Dios por la vida y obra del P. José Pastor Villalonga, S.J., y pedimos que su ejemplo nos anime en la misión encomendada.
Schirley Echenique
Comunicaciones Curia