José María Alonso Pérez nació en Bilbao, Vizcaya, España, el seis de diciembre de 1926. A los dos días de nacido fue llevado a la Parroquia de San Antón y fue bautizado, coincidiendo con el día de la Virgen Inmaculada.
Aunque no hay registros de su educación primaria, cursó el bachillerato en la Escuela Javier. Su experiencia laboral como oficinista en Bilbao, durante sus estudios, fue determinante para descubrir su vocación.
Respondiendo a su llamado interior ingresó al Noviciado de Loyola, España, de la Compañía de Jesús el dos de septiembre de 1943.
Finalizado el Noviciado, hizo los estudios de Juniorado entre Orduña y Loyola, de 1945 hasta 1949, por cuatro años.
Tras completar el Juniorado, cursó Filosofía entre 1949 y 1953, alternando estudios en Veruela (Zaragoza) y Oña (Burgos). El último año de esta etapa lo realizó en Loyola.
Para realizar su Magisterio fue enviado a Durango, Vizcaya, España, donde se desempeñó como profesor e inspector de los alumnos externos durante tres años, de 1953 a 1956.
Al concluir el Magisterio, José María Alonso, S.J., realizó la Teología en Oña de 1956 a 1960. Al finalizar el tercer año fue ordenado sacerdote en Loyola por Monseñor Luciano Pérez Platero el treinta de julio de 1959. Su compromiso con la educación y el conocimiento se hizo evidente al obtener, ese mismo año, la licenciatura en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad Complutense de Madrid, demostrando así la sólida formación académica y el compromiso.
Hizo su Tercera Probación en Salamanca, España, en 1961.
Tras concluir su Terceronado, inició su primer ministerio en el Colegio de Indauchu, Bilbao, España, como inspector de curso y prefecto, de 1961 hasta 1975.
El quince de agosto de 1962 emitió los Últimos Votos.
Después de catorce años en Indauchu fue destinado al Colegio San Francisco Javier de Tudela, Navarra, España, de 1975 hasta 1981. Posteriormente, entre 1981 y 1986, se desempeñó como tutor y profesor en el Colegio de la Compañía de María, también en Tudela.
En el curso de 1984-1985 fue invitado por unos meses, por el P. Vélaz, S.J. para conocer la Obra de Fe y Alegría. Luego de este viaje, y regresar a Loyola, solicitó con gran insistencia ser destinado a Venezuela.
A sus sesenta años de edad, como si fuera un joven de veinticinco años y sin mirar a su dolencia crónica de la columna, se ofreció en 1986 para ir al internado de San Javier en Mérida, Venezuela.
Siempre demostró un carisma especial para atender a los jóvenes y adolescentes, además de su capacidad de adaptación y carisma que lo convirtieron en una figura inspiradora.
En 1986 hasta 2002, fue director espiritual de la Escuela de Artes Aplicadas de Fe y Alegría en Mérida, Venezuela, y también se desempeñó como docente de Educación de la Fe y de Inglés.
Un año después fue destinado a la residencia San Francisco en Caracas, como operario del Templo.
Ante el deterioro de la salud de su hermana soltera y anciana, en el 2004 solicitó permiso a sus superiores para regresar a Bilbao, España, y atenderla, compaginándolo con sus labores de atención en una capellanía.
El P. José María Alonso Pérez, S.J. era un jesuita dedicado en cuerpo y alma que se entregó al apostolado educativo durante toda su vida.
El veinticinco de mayo de 2008 el P. José María Alonso Pérez, S.J. falleció serenamente en la Enfermería de Loyola, España, tenía ochenta y un años de edad y sesenta y cuatro años de Compañía.
Fue un hombre lleno de una gran dedicación en la dirección espiritual y con una gran capacidad para atender las problemáticas que le planteaban.
El P. General Peter-Hans Kolvenbach, S.J., le escribió una carta por sus cincuenta años en la Compañía de Jesús: “Ahora se encuentra en la Escuela de Artes Aplicadas de Fe y Alegría, en donde el recuerdo del P. José María Vélaz, S.J. sigue presente y operante. Usted colabora en esa gran Obra que se ha extendido por tantas naciones para beneficio de muchos hermanos nuestros necesitados, y creo que el Señor está contento de que haya venido usted a ayudarle en América (…) Dicen que el maestro enseña más por lo que es, que por lo que dice, y en su caso esto es plenamente cierto”.
Tuvo una vocación innata para la educación, dedicó su ministerio a la formación de jóvenes dejando una huella imborrable en colegios como Durango, Indauchu, Tudela y San Javier del Valle en Mérida. La escuela de San Javier del Valle lo recuerda con especial cariño, así como sus compañeros de la Compañía de Jesús, que lo describen como un hombre amable y refinado que consagró dieciocho años de su vida a la juventud venezolana.
Damos gracias a Dios por la vida y obra del P. Alonso Pérez, S.J., y pedimos que si ejemplo nos anime en la misión encomendada.
Schirley Echenique
Comunicaciones Curia