El P. José Luis Echeverría Arriolabengoa, S.J. fue un hombre de reflexión, de calidad humana para saber escuchar y para luego aconsejar.
José Luis Echeverría Arriolabengoa nació en Arechavaleta, Guipúzcoa, en España, el catorce de marzo de 1930. Al día siguiente de haber nacido fue bautizado en la Iglesia de Galarza en Arechavaleta. Sus padres fueron Narciso Echeverría y Felisa Arriolabengoa.
Durante su etapa de primaria, a los seis años, estudió por seis años en su pueblo natal de 1936 a 1942 (años de guerra), cultivando a cada paso su personalidad y su enfoque del mundo. Sus estudios de bachillerato los realizó en las Escuelas Apostólicas que la Compañía de Jesús tenía en Durango, Vizcaya, y Javier, en Navarra, de 1942 a 1949.
Un muchacho tranquilo y amable, que se empezó a interesar en las cooperativas obreras que se encontraban en el pueblo de Mondragón, cerca de su pueblo, y famoso por las cooperativas, sintiendo al ver las diferentes realidades el llamado del Señor.
Tras concluir sus estudios ingresó a la Compañía de Jesús, en el noviciado de Loyola, el tres de septiembre de 1949. Se ofrece para ir a Venezuela, y a los meses es enviado al país para completar su noviciado en Los Chorros con el Maestro el P. Vicente Pardo, S.J.
En 1952 realizó sus estudios de Juniorado en Santa Rosa de Viterbo, en Colombia. Luego, estudió Ciencias y Filosofía en Chapinero, por tres años, en el curso 1953 a 1956, obteniendo su licenciatura en Filosofía y Letras en la Universidad Pontificia Javeriana.
Al concluir sus etapas académicas es destinado a hacer su Magisterio en el Colegio San José de Mérida, en 1956, desempeñándose como Profesor inspector del colegio y viviendo en la comunidad con otros veintiséis jesuitas.
Para hacer sus estudios de Teología es enviado a Oña, España, en 1958, y en 1962 saca su licenciatura. Fue Bedel de los Teólogos, dando una idea de su sentido de compromiso para esa época. El treinta de julio de 1961 fue ordenado sacerdote, por Monseñor Santiago Font y Andreu en Loyola, permitiéndole decir su primera Misa en su pueblo natal.
En 1962 realizó su Tercera Probación en Córdoba, España. Posteriormente, hace un curso de Educación de Adultos en Canadá, en el Coady Institute Antigonish permitiéndole tener dominio del inglés.
Durante el período 1964 a 1965, se forma en el cooperativismo en el Centro de Educación en Cooperativas de la Universidad de Los Andes, en Mérida.
Al terminar su formación, el P. Provincial Víctor Iriarte, S.J. lo destina a la Comunidad de Barquisimeto, fundando y siendo allí el Director del Centro Gumilla. Abriendo paso al trabajo cooperativista, a pesar de las delicadas experiencias que se estaban viviendo, llevó con decisión la problemática del campesino a los campos y los barrios. Aplica un método práctico y sencillo de educación para adultos, que les permitió ser gestores de sus organizaciones cooperativas, con un cuidadoso acompañamiento para que lograran dominar todo el proceso.
Se atrevió e incursionó en las cooperativas de consumo al costo, algo que era muy novedoso, guiándose de un modelo existente en Canadá que permitía moderar los precios del consumo. No había barrio ni pueblo en el que no estuviese presente el trabajo educativo y de promoción del P. Echeverría, S.J.
Al poco tiempo de él estar trabajando en la zona, los propios directivos eran los que dictaban los cursos, dirigían los grupos de discusión y hasta las Asambleas de cientos de socios, se cumplió lo que quería el “Jefe”, apodo interno que le dieron en el Centro Gumilla, que el pueblo fuera el educador del pueblo.
También fomentó la Unión de la Cooperativas, o por actividades o por regiones, y uno de los éxitos más grandes del cooperativismo en el estado Lara y en Venezuela fue el de las Cooperativas Funerarias.
Sus Últimos Votos los profesó en Barquisimeto, el dos de febrero de 1967, en el Colegio Javier.
En 1966, es nombrado Consultor de Viceprovincia hasta 1971. Fue nombrado Procurador de la Viceprovincia en 1970, y acudiendo luego a Roma para la Congregación de Procuradores, momento decisivo para la posterior convocatoria para la Congregación General XXXII a donde acudiría como Provincial de Venezuela.
En 1973 es nombrado Superior Provincial de la Compañía de Jesús en Venezuela, hasta 1979. Durante su gestión realizó ajustes en las estructuras de formación, tanto en lo material como en lo comunitario, empezando por la venta del Instituto Pignatelli de Los Teques. Creó comisiones Provinciales de educación y de economía, abrió el Centro de Comunicación Social con la residencia Jesús María Pellín, así como también abrió el Centro de Reflexión y Planificación Educativa (CERPE) y trasladó el Colegio Gonzaga de Maracaibo a una zona más popular.
Regresa nuevamente a Barquisimeto, de 1979 a 1980, para trabajar en el Centro Gumilla. En 1981 se le nombra como encargado de Fe y Alegría de la región zuliana, desde la comunidad de El Manzanillo.
Es destinado a Maturín, a la Parroquia San Ignacio, en 1983, desempeñándose en la promoción del Movimiento Pastoral Mylucismo, donde también es su Director.
Durante el período de 1984 a 1989 se encargó de la Dirección Regional de Fe y Alegría desde Puerto Ordaz, en Unare, en la Parroquia de la Sagrada Familia. Poco después, es nombrado Director de la Unión Makiritae del Alto Ventuari (UMAV) en Puerto Ayacucho, estado Amazonas.
Va a Guasdualito, estado Apure, en 1990 y es nombrado Párroco de Nuestra Señora del Carmen de Guasdualito, Superior de la Región Apure-Barinas y, Director General del Centro de Educación y Promoción de la Autogestión Indígena (CEPAI). Un año después, sumó a sus labores ser Consultor de Provincia hasta 1993, y luego fue nombrado Vicario Episcopal del Alto Apure hasta 2001.
Para ese entonces la responsabilidad de la Compañía en la zona aumentó, ya que el Alto Apure es adoptado como zona fronteriza a cambio de Paraguaná.
En 2002, estuvo en la Residencia San Francisco de Caracas como encargado de la Pastoral del Templo durante dos años. En el 2004 el P. Echeverría, S.J. es destinado a la Enfermería Provincial, empezó a sufrir de Alzheimer.
Su imperturbable serenidad, firmeza, vocación y constancia lo hacían apto para los cargos de acción como también para los de mayor soledad.
La madrugada del cinco de abril de 2008 falleció el P. José Luis Echeverría Arriolabengoa, S.J., un hombre que juntaba dulzura y sensatez, fortaleza y buen humor, y que sabía transmitir paz.
El P. Provincial Jesús Orbegozo, S.J. en ese momento, expresó en su homilía exequial: “Un compañero de camino que derramaba paz desde una personalidad sencilla y fácilmente accesible, con respuestas juiciosas y claras llenas de profundidad y respeto.”
El P. General Peter Hans Kolvenbach, S.J. en la carta que le envió por sus cincuenta años de Compañía expresó: “Las organizaciones populares de Venezuela tienen una gran deuda con usted por su trabajo, que la Compañía admira y aprecia como algo “muy nuestro”, muy jesuítico, acorde con lo que nos han pedido nuestras últimas Congregaciones Generales”.
“Gracias al Señor de los cielos por haberlo tenido por compañero de colegio y después como orientador de mi futuro trabajo. Gracias a lo que de él aprendí, he podido hacer algo de lo que he hecho en la vida. Que haya descansado después de estos tristes años de enfermedad. Que lástima verlo en el San Ignacio, mirando al infinito sin saber si te conocía o no. El año pasado, una de las veces que fui a visitarlo, le llamé “Jefe”. Y le pregunté si sabía quién era yo. Bajó la mirada y después de unos segundos, hizo un gesto de aprobación y me respondió: “si, el Dorre”. Me tuve que retirar pues me eché a llorar” escribió el P. Alberto Dorremochea, S.J. sobre su amigo.
Damos gracias a Dios por la vida y Obra del P. José Luis Echeverría Arriolabengoa, S.J. pedimos que su ejemplo nos anime en la misión encomendada.
Comunicaciones Curia Provincial