Francisco Javier Tremonti Ascondo nació en Bermeo, Vizcaya, España, el dieciocho de abril de 1938. Sus padres, Ottome y María Dolores, inculcaron en él sólidos valores cristianos que marcaron su camino.
Entre 1945 y 1955, cursó sus estudios de primaria y secundaria en la Escuela Francesa de Bilbao, España. Fue durante estos años que sintió el llamado del Señor y tomó la decisión de consagrar su vida a Dios.
Siguiendo el llamado, ingresó al Noviciado de la Compañía de Jesús en Orduña, Vizcaya, España, el veinte de octubre de 1955.
Después de dos años en el Noviciado, realizó dos años de Juniorado en Orduña, y culminó el tercer año en Villagarcia, desde 1957 hasta 1960.
Finalizado el Juniorado estudió la filosofía en Loyola, Guipúzcoa, España, durante tres años, y al terminar su formación obtuvo la licenciatura en 1963.
Con el propósito de cursar el Magisterio, fue destinado a Maracaibo, Estado Zulia, Venezuela, donde se desempeñó como profesor inspector en el Colegio Gonzaga y, simultáneamente, durante dos años realizó unos estudios de biología y química en la Universidad del Zulia.
Regresó a España, para estudiar Teología durante cuatro años (dos años en Oña y dos años en Bilbao) hasta 1969. Al concluir su tercer año de Teología, fue Ordenado Sacerdote por Monseñor Ignacio G. Larrañaga OFM el trece de julio de 1968.
Fue enviado a estudiar Medios de Comunicación Social a Chicago, Estados Unidos, en la Universidad de Northwestern y en el Columbia College de Chicago, de 1969 hasta 1973.
Tras completar sus estudios en Medios de Comunicación Social, regresó a Venezuela para unirse al equipo del Centro Pellín de Caracas, y en ese tiempo, también fue cofundador y parte del equipo editorial de la revista “Comunicación” desde 1974. En el Centro de Comunicación Jesús María Pellín trabajó en el área de comunicación social desde 1975, dedicándose a la producción de programas audiovisuales y radiales, y posteriormente compartió sus conocimientos como profesor en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).
Desde la fundación de la revista “Comunicación”, colaboró asiduamente con sus reflexiones y análisis sobre los medios audiovisuales y las nuevas tecnologías en Venezuela.
En 1975 hizo un viaje a Rai (Radiotelevisión Italiana), en busca de nuevos conocimientos, realizando un curso intensivo de montaje y musicalización.
El P. Francisco Javier Tremonti Ascondo, S.J., realizó la Tercera Probación en Barquisimeto, Venezuela, en 1976.
En 1978 fue a la Universidad de Columbia, en Nueva York, para sacar la Maestría en Televisión, a la cual añadió un seminario avanzado en técnicas de comunicación e información.
De vuelta a Venezuela en 1980 fue destinado a la comunidad de la Curia Provincial como residencia, y se le encomendó la dirección del Centro Jesús María Pellín.
El trece de junio de 1980 emitió sus Últimos Votos ante el P. Provincial Luis Ugalde, S.J.
En 1992 sumó a sus labores la administración de IRFA, hasta 1994, y colaboró en la pastoral en la Parroquia de La Paz. En 1994 fue nombrado Superior de la comunidad de la Curia Provincial, hasta el catorce de septiembre de 2005, y comenzó a colaborar en las tareas administrativas del Economato de la Provincia.
El P. Tremonti, S.J. abordaba cada función con esmero y dedicación, siempre acompañado de su pipa y con la radio a todo volumen mientras repetía: “Los problemas son para solucionarlos”.
El P. Jesús María Aguirre, S.J. lo describió: “Su buen sentido musical y su habilidad para el montaje fueron el componente imprescindible para la realización de las primeras producciones musicales de la Provincia de Venezuela, especialmente las del P. Miguel Matos, S.J. que fueron ampliamente difundidas en el país (…) Con su trato sencillo y cordial tuvo la virtud de mantener amistades con las personas de los medios, desplegando una labor apostólica personalizada”.
A pesar de las dificultades que enfrentó, y los problemas de salud, fue demostrando su gran capacidad de adaptación, desempeñando tareas administrativas y respondiendo a las necesidades de la Provincia.
A pesar de una salud delicada que requería atención constante, su espíritu inquieto lo impulsaba a vivir la vida al máximo. Cultivó múltiples aficiones, desde el fútbol hasta la coctelería, como una forma de celebrar cada instante. Con igual entusiasmo se dedicó a sus responsabilidades comunitarias, además de seguir siendo miembro del Consejo de redacción de la revista Comunicación durante 30 años, forjando sólidas amistades en la parroquia y preparando con esmero sus homilías.
El P. Francisco Javier Tremonti Ascondo, S.J., quien dedicó cuarenta y nueve años de su vida a la Compañía de Jesús y tenía sesenta y seis años de edad, falleció tranquilamente el diecisiete de marzo de 2005 en la Enfermería Provincial del Colegio San Ignacio a causa de una trombosis.
Con su fe intacta y una sonrisa en los labios, nos abandonó. Sin sufrimiento y con la convicción de que estaba muy bien, su partida fue tan serena que pareció más una transición que una despedida. Fue un buen jesuita de espíritu humilde y adaptable, que vivió cada momento con devoción y amor.
El P. Roberto Martialay, S.J. en su testimonio sobre el P. Tremonti, S.J. dijo: “En su atención dominical a la cercana parroquia fue promotor de una colecta suplementaria a la salida de Misa para compensar al vigilante de los carros de la feligresía, un señor impedido físicamente. Defendió esta costumbre contra la opinión del nuevo párroco, lo que le valió el despido de la predicación en la que se sentía muy solidario con la gente”.
Meses antes del fallecimiento del P. Treminto, S.J., el P. General Peter-Hans Kolvenbach, S.J., escribió una carta por sus cincuenta años en la Compañía: “En este día que recoge una larga trayectoria de fidelidad y obediencia en la Compañía me es muy grato acercarme a su comunidad para compartir la acción de gracias por el regalo de su vida (…) Yo sé que a estas alturas de su consagración el Señor ha permitido tocar su salud con momentos de particular delicadeza, y aun puede que usted haya de corregirme para librar de toda responsabilidad al Padre, que a usted solo lo mira como a un hijo especialmente querido. Modifico mis palabras para decir que Jesús le está premiando, porque Dios `corrige al que ama`”.
Damos gracias a Dios por la vida y obra del P. Francisco Javier Tremonti Ascondo, S.J., y pedimos que su ejemplo nos anime en la misión encomendada.
Schirley Echenique
Comunicaciones Curia