Carmelo Salvatierra Errazquin nació en Estella, Navarra, España, el trece de julio de 1925. Dos días después de su nacimiento, fue bautizado en la Iglesia San Juan Bautista de Estella. Sus padres, Jesús y Julia, eran una familia de profundos valores cristianos.

Criado en un ambiente impregnado de amor y fe, Carmelo desarrolló desde temprana edad una pasión por la lectura y el conocimiento.

Cursó primaria primero en el Colegio Santa Ana y luego en el Colegio Escolapios en Estella, desde 1930 hasta 1939. La secundaria la cursó en el Seminario de Pamplona desde 1939 hasta 1945.

Fue en el Seminario que siente el llamado del Señor, su vocación, y decide ingresar al Noviciado de la Compañía de Jesús en Loyola, España, el dos de octubre de 1945.

Finalizado el Noviciado, comenzó el Juniorado en Orduña, Vizcaya, España, en el Colegio de la Bienaventurada Virgen María de la Antigua, en el curso de 1947-1948. Posteriormente, continuó sus estudios en el curso 1948-1949 en el Colegio Máximo de Loyola, ubicado en Guipúzcoa, España.

Viajó a Venezuela el veintinueve de septiembre de 1949, donde luego se trasladó a Colombia en 1950 para cursar sus estudios de Filosofía en la Universidad Javeriana de Bogotá, obteniendo su licenciatura en 1953.

En la etapa de Magisterio fue destinado a Mérida, al Colegio San José en 1953. Donde se desempeñó como subprefecto de disciplina, profesor de castellano en 2do, 3er y 4to año, profesor en educación artística y geografía universal hasta 1956.

Y en el curso de 1956-1957 fue al Colegio San Ignacio de Caracas, como subprefecto de disciplina, docente de literatura venezolana y española, y también colaboró en la revista EDASI (Ecos de alumnos del San Ignacio), culminando la etapa de Magisterio.

En el curso de 1957-1958 inició la Teología en Oña, Burgos, España, en el Colegio Máximo San Francisco Javier. Al terminar su tercer año de Teología fue ordenado sacerdote en Loyola, el treinta de julio de 1960, por Monseñor Jaime Font y Andreu, Obispo de San Sebastián.

Completó los estudios Teológicos en 1961, y al siguiente año hizo la Tercera Probación en Florencia, Italia.

Entre Zaragoza y Madrid cursó estudios de Doctorado en Filosofía y Letras, en 1962-1963, obteniendo su título en 1965 por la Universidad Complutense de Madrid.

Los Últimos Votos los hizo el quince de agosto de 1964 en Loyola, España, ante el P. Antonio Arana, S.J., Rector.

Fue destinado a residir en el Instituto Pignatelli en Los Teques en 1966, desempeñándose como Ministro de Juniores, prefecto de la biblioteca, profesor de literatura universal de los juniores y teoría literaria en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), además de enseñar literatura universal en la universidad y en el Colegio San Ignacio hasta 1969.

En el curso 1970-1971, el P. Carmelo, S.J. se unió a la comunidad de la UCAB, donde asumió con entusiasmo múltiples roles durante treinta y siete años, desde 1966 hasta 2003. Se desempeñó como responsable de la biblioteca, compartiendo su pasión por los libros. A la par, impartió la cátedra de Introducción a la Teoría y Técnica Literaria en la Escuela de Letras, inspirando a las nuevas generaciones de escritores y críticos, también dedicó parte de su tiempo a la docencia en el Colegio San Ignacio, dejando una huella imborrable en sus estudiantes. Además, formó parte del Equipo Provincial de los Ejercicios Espirituales (EE. EE.).

Una de sus interrupciones laborales se produjo durante la crisis de 1972 en la UCAB, época en que existía una notable división entre los jesuitas respecto a la postura adoptada por la Iglesia y, por ende, por la Compañía de Jesús ante los documentos de la Iglesia. Esta postura, considerada por algunos como avanzada, generó dos corrientes: quienes la aceptaban y quienes preferían ignorarla.

El P. Joseba Lazcano, S.J. en su libro, explicó la importancia que tuvieron los “documentos de avanzada”: “estos documentos más que causantes de la división que se expresó en la UCAB, son expresión y reconocimiento de las inquietudes y tensiones existentes en el mundo universitario; y son también criterios para comprender esas inquietudes y atender a ellas”.

El historiador Aureo Yépez Castillo en el libro del P. Joseba Lazcano, S.J. sobre los “100 años de los jesuitas en Venezuela”, describió ese momento como un escenario en el que “quienes lo ignoraron tenían el comando de la institución”, mientras que quienes las acogieron ocupaban las cátedras y mantenían un contacto directo con los alumnos. Sin pretenderlo, esta crisis interna se fue extendiendo hasta llegar a los estudiantes, causando que ellos también se dividieran.

Es en este contexto que el P. Carmelo Salvatierra, S.J. solicitó al P. Pío Bello, Rector de la universidad, ser relevado de su oficio de Bibliotecario, ya que él sufría profundamente por las tensiones que eran producto del conflicto interno de la UCAB. El P. Provincial Jesús Francés, S.J. le permitió apartarse temporalmente de sus ocupaciones para que reflexionara y estudiara la dimensión religiosa y teológica de la literatura. Al año siguiente, realizó un curso de Espiritualidad Postconciliar en Rocca di Papa en Roma, por el Equipo del Movimiento por un Mundo Mejor.

En ese tiempo, hizo dos entrevistas con el P. General Pedro Arrupe, S.J., y también se entrevistó con el gran crítico belga Charles Moeller, además de otros contactos literarios de relevancia en Italia.

Al terminar su curso le comentó en una carta al Provincial: “He orado bastantes horas y me encuentro ahora más sereno y mejor dispuesto, siento con evidencia la absoluta necesidad de más comunicación íntima con Dios para resolver adecuadamente a lo que estoy intuyendo que Él quiere de mí”.

Después de un intenso discernimiento, regresó a sus labores en la universidad siguiendo las recomendaciones de varios compañeros y del Provincial.

En 1977 representó a la UCAB en el Congreso Internacional de Literatura Iberoamericana en Toronto, Canadá, y presentó una ponencia en el XVII Congreso Internacional de Literatura Iberoamericana en Madrid. Ese mismo año acompañó a su madre en su última enfermedad en Estella, España.

Los estudios que hizo le dieron un sentido más humano, que ha sabido transmitir en sus clases en la Escuela de Letras y Filosofía, en sus tandas de EE. EE. y en los retiros para jóvenes.

En paralelo a sus funciones habituales, se destacó como asesor del Movimiento Familiar Cristiano en Caracas durante ocho años. Su trayectoria profesional lo llevó a ser nombrado director de la biblioteca del Instituto de Teología para Religiosos (ITER) y del Colegio San Ignacio en el 2001, cargo que ocupó hasta el 2009.

El dos de octubre de 2005 el P. General Peter Hans Kolvenbach, S.J., se unió a la Eucaristía comunitaria con motivo del 60º Aniversario de su ingreso en la Compañía de Jesús, en donde le expresaba “el agradecimiento de la Compañía por su trabajo abnegado”.

El P. Carmelo Salvatierra, S.J. fue siempre un hombre de carácter abierto, buen trato con la gente y la comunidad.

En agosto de 2009, el P. Salvatierra, S.J. había dado tres tandas seguidas de Ejercicios Espirituales cuando las religiosas avisaron acerca de su salud, le habían diagnosticado un tumor cerebral. A medida que avanzaba el tiempo era evidente el deterioro de su salud, estaba padeciendo los síntomas propios de la enfermedad hasta el día en que el Señor lo llamó a su presencia.

El lunes veintiuno de diciembre de 2009 falleció el P. Carmelo Salvatierra Errazquin, S.J. en la Enfermería Provincial, tenía ochenta y cuatro años de edad y sesenta y cuatro años de Compañía.
Su vida estuvo consagrada a la enseñanza, tanto de filosofía como en los Ejercicios.

El Colegio San Ignacio se convirtió en su lugar de trabajo durante sus últimos años, desde el 2003, allí ejerció como profesor en el último año de Bachillerato y transmitió su entusiasmo por la literatura a sus estudiantes, dedicó horas a la Biblioteca donde no solo ordenaba libros, sino que también se sumergía en lecturas de su especialidad, literatura espiritual, Teología y Ejercicios.

En la homilía de su funeral, el P. Jesús Orbegozo, S.J. Provincial de la Compañía dijo:

“En estas vísperas de la Navidad se ha despedido de nosotros Carmelo Salvatierra, después de una etapa de constante deterioro en su salud. Se fue consumiendo día a día, manteniendo hasta el final un comportamiento de gran calidad humana. Carmelo era un Navarro de una sola pieza, con un tesón inaudito para su trabajo de profesor estudioso, continuo orientador de Ejercicios Espirituales y bibliotecario eficiente, que le permitió llegar a ser un especialista en literatura iberoamericana en su vertiente espiritual”.

Demos gracias a Dios por la vida y obra del P. Carmelo Salvatierra Errazquin, S.J., y pedimos que su ejemplo nos anime en la misión encomendada.

Schirley Echenique

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