El encuentro constó de cuatro momentos: El primero, fue de contacto con el país, la Iglesia Salvadoreña y la Provincia Centroamericana. Fue de especial agrado visitar los lugares martiriales de Rutilio Grande, San Oscar Arnulfo Romero y la UCA. Estas visitas y los testimonios nos conmovieron profundamente, nos sentimos renovados en nuestra opción por testimoniar la justicia del Reino. El segundo momento se destinó a un taller de Afectividad y sexualidad.
En estos días visitamos nuevamente nuestra historia afectivo sexual e intentamos focalizar los puntos álgidos a atender para ser “curas con corazones sanos”. En el tercer momento indagamos sobre el sacerdocio. Iniciamos haciendo una revisión de las fuentes bíblicas que inspiran, nutren y orientan el sacerdocio ministerial en la Iglesia. Posteriormente profundizamos en algunos documentos de la Compañía donde el tema es abordado. El cuarto y último momento, y por así decirlo “el plato fuerte” fueron diez días de Ejercicios Espirituales. En general las temáticas fueron buenas.
Durante el mes se nos invitaba a indagar en qué sería lo característico del sacerdocio ministerial en la Compañía de Jesús… intentamos varias respuestas, pero creo que allá en el fondo, lo más relevante es que nos queramos distinguir – Dios quiera que junto con muchos otros – en vivirlo al modo de Jesús, al servicio de los excluidos, de los pobres, los marginados y estigmatizados de la sociedad. Ser sacerdotes hoy es testimoniar el Reinado de Dios en el mundo.
Al final todos los “pichones de cura” partimos a nuestro último año de estudio, a seguir discerniendo la petición de órdenes, a esperar si nos las conceden, contentos por haber conocido otros tantos amigos en el Señor.