Más de cien años aportando al país
En los tiempos modernos, los jesuitas regresamos a Venezuela en 1916, invitados para dirigir el Seminario Metropolitano de Caracas. Cuatro años después se inauguraba el nuevo edificio en la Sabana del Blanco (actualmente Universidad Santa Rosa). En 1926, se convertía en Seminario Interdiocesano de Caracas (SIC). Los jesuitas atendieron a este seminario –y al Seminario Menor de Coro (1933-53)– hasta 1953. En el 1922, se hicieron cargo de la Iglesia de San Francisco, donde Bolívar había sido proclamado Libertador.
Los dos seminarios y la residencia de San Francisco fueron unos primeros pasos en la línea de cooperación con la institución eclesiástica. La oferta de una fuerte espiritualidad (retiros, charlas, acompañamiento personal, etc.) y los compromisos asumidos de pastoral parroquial han significado un sustantivo aporte a la Iglesia en Venezuela. Una cincuentena de parroquias atendidas y tres casas de Ejercicios Espirituales son una buena expresión de ello. No se puede dejar de mencionar la atención pastoral a la península de Paraguaná, donde no menos de 70 jesuitas dejaron sus sudores entre 1936 y 1997.
El 8 de enero de 1923 nació el Colegio San Ignacio. La Educación iba a ser, sin duda, el aporte más conocido de los jesuitas en Venezuela: Internado de San José de Mérida (1928-60), Colegio Gonzaga de Maracaibo (1945 hasta hoy), Instituto Técnico Jesús Obrero (Catia, Caracas, 1948 hasta hoy), Instituto Educativo Tamare (Zulia, 1959-64), Colegio Javier de Barquisimeto (1953-83) y Colegio Loyola-Gumilla de Puerto Ordaz (1965 hasta hoy). Por supuesto, las dos obras educativas más notables de los jesuitas venezolanos son la Universidad Católica y Fe y Alegría.
En este aporte a la educación del país, no podemos dejar de mencionar la colaboración de algunos jesuitas en la AVEC, especialmente su fundador Carlos Guillermo Plaza, SJ y Genaro Aguirre, SJ.
Un tercer campo importante del aporte de los jesuitas en Venezuela es el apostolado social. Las primeras expresiones nacieron en el Seminario con el P. Manuel Aguirre Elorriaga, SJ. Apenas tres meses después de su llegada de Europa, donde concluyó sus estudios de Teología y de Historia, nacía en el Seminario la revista SIC, privilegiada plataforma para dialogar con la modernidad que estaba acontecimiento en Venezuela con fuertes planteamientos sociales y políticos.
En torno al P. Manuel, con resonancias en la revista, se iban moviendo los Círculos Obreros, los sindicatos de Codesa, la formación de dirigentes obreros en el INES, y hasta el compromiso político de los universitarios cristianos en la UNE (Unión Nacional de Estudiantes, 10 años más tarde COPEI), siempre iluminados por las grandes encíclica sociales de los Papas.
También en torno al P. Manuel, nació en 1968 el Centro Gumilla, el CIAS de Venezuela (los CIAS son Centros de Investigación y Acción Social de los jesuitas latinoamericanos). Las revista SIC y Comunicación son sus órganos de expresión; y la investigación social, las publicaciones y las diversas ofertas formativas son su tarea primordial.
Institución hermana es el Centro Gumilla de Barquisimeto. Promovieron por todo el país innumerables cooperativas, sobre todo de ahorro y préstamo. Especial importancia tuvo la cooperativa de productores cafetaleros de Copalar en las montañas de Lara.
No podemos dejar de mencionar, en este campo de lo social, las enriquecedoras experiencias de los curas obreros y de varias comunidades de inserción, que han sido concreciones del compromiso de Fe y Justicia y han incidido mucho en la sensibilidad y estilo de los jesuitas venezolanos.