Es la hora de los laicos
El Proyecto Juvenil Misionero (PROJUMI) y la Red Apostólica Ignaciana de Lara (RAIL), ofrecieron un foro en la Ciudad de Barquisimeto el sábado 22 de Junio desde las 8:00 am hasta la 1:00 pm en la sede de PROJUMI.
Contamos con la participación de varios ponentes: P. Raúl Herrera, S.J., Pbro. Omar Gutiérrez, Lcdo. Piero Trepiccione, Prof. Luisa Pernalete, Prof. Gerardo Pastran, con la partición de 30 personas de diferentes sectores del Estado Lara.
El objetivo fundamental de este encuentro fue el empoderamiento ciudadano y la participación de los Laicos en los diferentes sectores de nuestra sociedad, basado desde la Doctrina Social de la Iglesia Católica y al mismo tiempo ampliando el mensaje del Papa Francisco de que los jóvenes y la sociedad civil debidamente organizada asumamos sin miedo los nuevos liderazgos desde la formación y la fe.
La actividad se cerró con una nutrida participación de los asistentes, donde se espera darle continuidad a tan importante iniciativa.
La profundización a manera de conclusión de los diferentes temas nos invita a la siguiente reflexión, según lo expuesto en los diferentes foros.
No basta interpretar el sufrimiento de la miseria, el hambre, o la opresión, de nuestra gente. No basta con preocuparnos llegó la hora de ocuparnos, pasando de espectadores a actores por el bien común y hacer sentir la justicia social desde nuestra fe a nuestra gente.
La ardua labor de organizar nuestro país no es una tarea nada fácil pero tampoco imposible, supone tomar en serio a las personas que se forman en las iglesias, religiones o sociedad civil en general y puedan exportar sus conocimientos por el bien de la nación.
Hay que caminar hacia un país apostando en la formación y la educación donde el centro sea la moral y la ética y que ambas estén como vigilantes del hacer sociopolítico de la nación. Surgen interrogantes como por ejemplo ¿Se puede ser político siendo cristianos? Y la respuesta es muy sencilla, sí.
La participación de los laicos desde la política como apostolado, constituye un vínculo importante y necesario para asegurar la cohesión del cuerpo social interpretando que al obtener puestos claves apuntarán al respeto de la libertad, estabilidad emocional, económica y espiritual de nuestra gente. Finalmente se concluye que los laicos, debidamente formados, tendremos la responsabilidad de apostar por un país que requiera gobernantes que defienda las instituciones, trabaje por el bien común, y que su autoridad este iluminada por Dios según nos enseña San Pablo “Porque no hay autoridad que no venga de Dios” Rm (13,1)
Gerardo Pastran
RAIL