Durante mis estudios me he encontrado una pluralidad de perspectivas teológicas, de variados paradigmas, modos de ver, comprender y hacer el Reino de Dios. Esto es experimentado a través de una variedad de Escuelas de la Facultad de Teología de la Universidad de Toronto. Los estudios de Teología han sido para mí fuente de encuentro con la diversidad de dones del Espíritu. Una Teología con sentido ecuménico.

La Facultad de Teología de la Universidad de Toronto es una asociación de Escuelas Teológicas generada por la búsqueda y estudio sobre cómo Dios va guiando a su Iglesia a través de la fe en Cristo y su acción en el mundo. Los Jesuitas pertenecemos a la Escuela Católica llamada “Regis College” que a su vez está asociada a la Escuela Católica Teológica de Saint Michael College fundada por los Padres Basilianos. Las otras cinco escuelas relacionadas con la Facultad de Teología son: el Seminario Diocesano San Augustín; Wycliffe College de la comunidad anglicana evangélica; Emmanuel College fundada por la Iglesia Unida de Canadá (Congregacionalistas, metodistas y presbiterianos); Knox College, seminario de la Iglesia Presbiteriana en Canadá y, finalmente, Trinity College de tradición anglicana.

Como estudiante Jesuita de esta dinámica Facultad de Teología, he tenido la oportunidad de conocer las ricas tradiciones de cada una de estas Escuelas Teológicas por medio de cursos, compañeros de clases y profesores. Cabe destacar que aunque éstas tienen como centro la fe en Cristo como hijo unigénito del Padre, podemos encontrar una gran variedad de profesores, como por ejemplo docentes judíos impartiendo las materias del Antiguo Testamento a través de la historia de los Templos y la importancia del judaísmo como base para comprender la tradición cristiana con más profundidad histórica. Al mismo tiempo que hay una variedad de profesores que pertenecen a una diversidad de ritos Católicos Orientales (Eastern Church).

Aunque en un primer momento pensé que tomar materias en otras Escuelas Teológicas me iba a crear confusión, mi experiencia fue totalmente diferente. Toda esta relación ecuménica ha fortalecido mi conocimiento académico y mi perspectiva teológica, mi fe y mi vocación como Jesuita. La multiplicación de dones del Espíritu no crea nunca confusión, sino unión en la fe en Cristo Jesús. Una fe que busca la justicia a través de cada una de estas Iglesias desde sus modos de ver, comprender y hacer el reino de Dios.

El Vaticano II señala que, “El misterio de la santa Iglesia se manifiesta en su fundación. Pues nuestro Señor Jesús dio comienzo a la Iglesia predicando la buena nueva…” (Lumen Gentium #5) La manifestación del Espíritu a través de cada una de las tradiciones de estas Escuelas Teológicas, en vez de alejarnos, nos alcanza para buscar la verdad, la justicia y la misericordia en Cristo. San Pedro (Mt 16: 18), como piedra fundacional de nuestra primera Iglesia apostólica y germen de las nuevas tradiciones eclesiales, desde el Vaticano II, nos invita a seguir predicando unidos la buena nueva, desde la fe en Cristo, para hacer juntos el Reino de Dios en cada uno de nuestros contextos culturales, políticos, económicos y sociales.

Alexander Salas, S.J.