La Espiritualidad Ignaciana es un encuentro de amor y sabiduría que se pasea en la Enfermería del Colegio San Ignacio. Allí se encuentran los años dorados de seres humanos que, durante toda su vida, convencidos del amor de Dios entregaron sus obras y servicios, para la formación de personas y seres humanos con dignidad, fortaleciendo los valores de la sociedad civil a lo largo de sus vidas. Es por ello, que cuando un sacerdote llega al piso 3, siente un gran vacío al no poder seguir cumpliendo con ese amor y servicio. Esa retirada, a veces forzada, de las actividades diarias los confronta con otra realidad. Un abuelo jesuita de la enfermería no es un abuelo como cualquier otro, son un camino de verdad y encuentro con El Señor, con una sabiduría que a lo largo de sus vidas en contemplación y acción han ofrecido amorosamente a su prójimo, dejando la huella de nuestro Señor en los corazones de sus hermanos, alumnos, o en todo aquel que por cualquier razón tuvo con ellos alguna cercanía.
Caminando en sentido de la dignidad humana, la Compañía de Jesús ha desarrollado maravillosos proyectos y obras que dan a la Enfermería del Piso 3, un espacio de retiro cuidadosamente escogido para que estos años sean el reflejo de la plenitud vivida en su mocedad por los abuelos, pues, aunque no todos mantienen sus habilidades cognitivas o físicas conforme a su edad, su disposición y fortaleza dimana de la fe y amor a Dios. A diario, muestran sus sonrisas, un buen ánimo y agradecimiento a todas las personas que los cuidan. Los abuelos jesuitas transforman en bendiciones y escuela de vida una tarde de tertulia, haciendo que su vejez siga cumpliendo con la misión evangelizadora que ha sido el norte de sus vidas, a través de ese maravilloso deseo de seguir sirviendo al prójimo en comunión con la iglesia, y la Espiritualidad Ignaciana.
Como parte de ese esfuerzo común, nace el voluntariado de la Enfermería cuya principal motivación es el bienestar y apoyo a los abuelos. En la búsqueda de actividades que los mantengan con esa misión evangelizadora, parte del voluntariado inició a los abuelos jesuitas en la maravillosa actividad con los estudiantes del Colegio San Ignacio, quienes requieren cumplir con horas sociales. Estas actividades se basan en compartir una tarde semanal con jóvenes que cursan I y II año de bachillerato, allí disfrutan de una conversación alegre y fraterna. Los abuelos responden las inquietudes de los alumnos, cuentan sus vivencias y siempre sorprenden con sus conocimientos y ocurrencias a los jóvenes que se fascinan con la humanidad del sacerdote y su esencia de vida en su vejez, sobre todo porque los estudiantes se asombran de sus conocimientos, sabiduría y decisión por su vocación sacerdotal, llevándose esa tarde el discernimiento de la fe y la alegría de ser Ignaciano, pues en cada historia contada, con cada sonrisa expresada y cada ocurrencia vivida, confluye en un mismo lugar y tiempo la esperanza y el amor a Dios.
María Concepción (Conchita) Blanco Mejías
Maritina Domínguez Valderrama